Ante la ausencia del juespeecher acordado el 19 de abril, un espontáneo salió a la tribuna para convocar al auditorio y organizar las últimas charlas de esta experiencia de los jueves.
Juan Sienes, siempre valiente, empuñó el micrófono y, convertido en jefe del cotarro, consiguió entre broma y broma completar el calendario de citas del Juespeech
Una semana después, el 26 de abril, Santiago Lasso habló de la presión moral que ejerce la sociedad sobre nuestra conducta sin que tengamos conciencia de ella. Para ejemplificarlo empezó contando el cuento del traje nuevo del emperador, en el que solo un niño sin prejuicios, no sometido aún a la tiranía de las convenciones sociales, es capaz de ver la realidad sin filtros.
Por otra parte habló de dos experimentos psicológicos que han demostrado cómo los humanos son capaces de seguir las instrucciones de cualquiera que se haga llamar «superior» sin cuestionarse la pertinencia, la necesidad o la bondad de sus actos.
Y concluyó diciendo que es preocupante que seamos obedientes ante las presiones sociales hasta el punto de que las aceptamos sin análisis ni resistencia.