Ayer recibimos en el aula de 2º de Bachillerato B la visita de Sofía Castiello Raluy, arquitecta recién titulada y antigua alumna de nuestro centro, y de Amalio Roda, ingeniero industrial, quien amablemente aceptó la invitación de su sobrino, alumno de 2º Bto. B.
Los dos ofrecieron dos perspectivas distintas pero complementarias de su motivación para estudiar una carrera de ciencias aplicadas, la una por vocación y el otro por elección; de su trayectoria académica por planes educativos diferentes, con una generación de distancia, pero con experiencias parecidas; de su curiosidad y su valentía para lanzarse a irse de Erasmus; de la importancia de hablar otras lenguas, aparte del inglés; y de la satisfacción de haberse formado en la Universidad de Zaragoza.
Acabaron hablando de trabajo: Amalio tuvo varios empleos antes de ingresar en una multinacional de la automoción donde lleva trabajando quince años, pasando por distintas secciones y haciendo tareas muy diferentes. Sofía empieza ahora a buscar trabajo, echa currículos aquí y allá, llevando bajo el brazo como carta de presentación su minucioso proyecto de fin de máster. A juzgar por el entusiasmo con que habla de su formación, no tardará en encontrar un sitio donde desplegar su creatividad y su saber hacer.
Los alumnos del grupo siguieron con atención las palabras de los dos invitados y plantearon dudas de todo tipo: si se sale capacitado del Bachillerato para estudios tan exigentes, si el dibujo «a mano» es necesario ante el dominio del diseño gráfico, si el aspecto físico condiciona a la hora de encontrar trabajo, si es caro estudiar arquitectura… Amalio y Sofía respondieron ampliamente a las preguntas y animaron a los alumnos a estudiar aquello que les gustara, a no rendirse, y les recordaron que se aprende cada día, que la formación universitaria es muy seria y que el esfuerzo del Bachillerato tiene recompensa y se nota desde que se ingresa en la facultad.