El pasado jueves Álvaro Muñoz, alumno de 2º de Bachillerato, se presentó en la tribuna de oradores ante un nutrido grupo de compañeros e hizo una exposición brillante sobre consumo y consumismo que fue seguida con interés y muy aplaudida.
Álvaro se ha manifestado como un orador elocuente, con buena dicción y mucho aplomo ante el auditorio. Además defendió su discurso, muy bien argumentado, con convicción y seguridad. Empezó diferenciando los conceptos de consumo, que es una actividad necesaria para satisfacer las necesidades humanas, y consumismo, que fundamenta una sociedad donde el consumo es un fin en sí mismo. A continuación explicó el trasfondo ideológico en el que se asienta el consumismo: la asociación de consumo y felicidad; la presunción de que todo es mercancía, objeto de consumo; el consumismo como via para la autoafirmación en relación con los otros; los mecanismos de la publicidad para transmitir ideología, la violencia simbólica que esta ejerce en todos los ámbitos para acelerar y dirigir las prácticas de consumo; el consumo «responsable» de productos con «valores»… El timbre interrumpió al orador pero aún tuvo tiempo de cerrar con una cita de que es una invitación a la reflexión:
» Si no consumes, no te sientes realizado. Si no consumes, no estás bien visto por los demás. Si no estás a la última, a la moda, eres ridiculizado por los zombis que te rodean. Para integrarte socialmente, sucumbes ante las sociedad de consumo. Para poder comprar más y más, te vendes más y más…» «La sociedad capitalisma es la sociedad de la alienación del individuo. La proclamada libertad individual es en realidad la coerción individual. El individuo, normalmente, no es explicitamente reprimido porque lo es implícitiamente. No es necesario reprimerlo desde el exterior proque él mismo se auto-reprime, en la mayor parte de los casos. El capitalismo representa el más sutil e inteligente totalitarismo inventado hasta la fecha». (Las falacias de capitalismo, José López)
Confiamos en que Álvaro vuelva a la tribuna y nos hable de lo que le quedó en el tintero, porque nos dejó con ganas de más. ¿Será insatisfacción capitalista?.