El pasado viernes 16 de marzo, los alumnos de 2º de Bachillerato de ciencias visitamos el Laboratorio Subterráneo de Canfranc, cuyas oficinas están en Canfranc Estación (que no en la majestuosa Estación de Canfranc). 

Los laboratorios de este centro de investigación de primer orden mundial se encuentran camino del centro de la tierra. Están excavados en la roca a 800 metros de profundidad, debajo de la Montaña del Tobazo en la vertiente española de los Pirineos Aragoneses,  y se encuentran entre los túneles ferroviario y carretero del Somport.  La montaña filtra la radiación creando el silencio cósmico necesario para la investigación de neutrinos y de la invisible “materia oscura”. La materia y la energía oscura forman el 85% de la masa del Universo, pero no sabemos lo que son (aunque la respuesta podría estar entre estos túneles pirenaicos).

Después de recibir en las oficinas una magnífica charla sobre los proyectos en los que participa el laboratorio , nos adentramos en las entrañas de la montaña para ver in situ algunos de sus experimentos, e incluso nos dio tiempo de sonreir a la cámara.

Durante la visita también descubrimos datos apasionantes como que el plomo de las anclas de los trirremes romanos es el mejor material para aislar de radiación a un detector de partículas, que los pioneros para construir el laboratorio se las vieron y desearon para convencer a la opinión pública de la gran utilidad del laboratorio o que con tan sólo 1 millón de euros anual de presupuesto, el laboratorio consigue estar entre la élite mundial de la física de partículas.  Si queréis dar una vuelta, aunque sea virtual, por sus instalaciones, pinchad aquí.

Y hablando de vueltas, antes de volver a Zaragoza, aún nos quedó tiempo de visitar A Lurte (alud en fabla), un museo sobre los aludes y a su vez centro pirenaico de referencia para la gestión de riesgos de montaña.