Todo esfuerzo tiene su recompensa. El pasado sábado 10 de diciembre los chicos y chicas del Coro del Instituto participaron el el 25º Concurso de Villancicos del Auditorio, que organiza la Asociación Cantal, y obtuvieron el 2º Premio de la Categoría Juvenil.
El día empezó con una prueba de sonido por la mañana para asegurar que todo iba a sonar bien. Entramos por la Puerta de Artistas y allí conocimos a nuestra azafata, que nos mostró el camerino y nos acompañó durante todo el recorrido. Nos aseguramos de escuchar bien el piano, los técnicos probaron los micrófonos y ensayamos el protocolo de entrada y salida, saludos, etc.
El Concurso fue por la tarde. Durante la primera parte seguimos la actuaciones desde una pantalla instalada en la Sala Luis Galve, que es la sala para la música de cámara.
En el intermedio bajamos a nuestro camerino para terminar de prepararnos y calentar. Nerviosos pero ilusionados.
Y por fin llegó nuestro turno. Salimos al escenario tal y como lo habíamos ensayado. Era la Sala Mozart del Auditorio, que es la más espectacular y tiene una acústica impresionante. Allí cantamos nuestra propuesta navideña («La Nuit», de J. P. Rameau) a tres voces mixtas, acompañados magistralmente al piano por Pavel Burlacu (2º de ESO) y con una estupenda intervención solista de Lorena Martín (4º de ESO).
Después de la actuación llegó el momento de la espera para conocer el veredicto del jurado. Había mucha expectación. Sabíamos que la interpretación había quedado muy bien, pero el nivel había sido muy alto. Teníamos esperanzas, pues nos llegaban opiniones elogiosas de familiares que estaban entre el público.
El resultado no se hizo esperar: ¡segundo premio en la categoría juvenil! El primero fue para un coro de Barcelona que había cantado en la primera parte.
El balance de la experiencia ha sido estupendo. Es muy curioso conocer todos los entresijos del Auditorio, con la cantidad de pasillos, salas, camerinos, diferentes plantas, etc., y sentirte por un día como un verdadero artista. Y por supuesto, cantar en la Sala Mozart es una experiencia increíble.
Lo mejor de todo fueron los comentarios de padres, emocionados por lo que habían escuchado, pero también de integrantes del coro que reconocían haber tenido una experiencia que nunca podrán olvidar. Yo tampoco.