¡Ay, ay, ay! Hemos descuidado este noticiero de los jueves, esta bitácora del juespeech semanal a causa de los vientos fríos del invierno, que nos han desviado del rumbo y nos han empujado hacia los escollos de los exámenes y evaluaciones.
Recuperamos nuestro rumbo y recorremos de forma un poco atropellada las tres últimas intervenciones, huérfanas de crónica.
La primera corresponde a la intervención de Mauricio Flor, quien hizo un monólogo de humor sobre su familia. Si hubo nervios no se notó apenas, porque según pasaba el tiempo fue cobrando confianza, volumen y nitidez en la voz. El público se lo pasó muy bien.
Después Eduardo Prusac habló en dos ocasiones y sobre dos temas bien diferentes. En el primero habló de «lo que es o no normal», y en el segundo sobre moral y ética, o más bien, sobre la moral individual y la moral colectiva. En ambos discursos brilló el orador más que el discurso: Eduardo domina el espacio físico, se mueve o se para, se apoya o se endereza, habla o calla con una habilidad natural. Además se expresa con propiedad, domina las palabras, y es habilidoso al argumentar y usar técnicas retóricas. ¡Bravo!